Hay un visitante que pasa por mi oficina cada día. Veo la vida con espejos de bondad en esta pequeña criatura. Justo escribiendo de él y se apareció por mi destino.
Viene a buscar su alimento a un árbol grande lleno de mangos que da a mi ventana. Sus colores iluminan mi día, es violeta y verde con algo de azul. Tiene un pico largo y alas largas a pesar de su pequeño tamaño. Es inquieto, explorador y observador. Se parece en eso a mí.
La bella manifestación de espontaneidad que me deja su presencia, su movimiento incesante, me hacen descubrir que encontré una manera de viajar de mi escritorio a la libertad.
Gracias colibrí.
Sencillamente, me encanto!
ResponderEliminarGracias Angie Barba :)
ResponderEliminar